jueves, 3 de marzo de 2016

PALABRAS DE INSTALACIÓN DE LA ASAMBLEA

PALABRAS ACTO DE INSTALACIÓN DE LA ASAMBLEA SOBERANA POR LA RECONCILIACIÓN, LA PAZ Y EL PROGRESO DE CONTRATACIÓN Y LA REGIÓN.

“Todo parece imposible, hasta que se hace”

Con este mensaje del líder Mandela, quiero dar las buenas tardes a todas y todos, amigas y amigos que han decidido acompañarnos esta tarde, apartándose del descanso al lado de sus familias, para ser testigos de este momento trascendental para la vida, la reconciliación y el futuro del Municipio.

Y permítanme decirles gracias, anticipadamente por este acto de fe. Estar aquí es un primer paso, tal vez en un largo camino que tendremos que recorrer, pero principio tienen las cosas.

Sueño que aquel día que se cuente esta historia, se diga que fue justo un día en que no había luz eléctrica en el Municipio, cuando el deseo y la voz del pueblo organizado se convirtieron en luz para iluminar el camino de su reconciliación y desarrollo.

Llegar hasta este momento de instalación no ha sido fácil.  Pasar del “decir al hacer” significa vencer toda suerte de obstáculos y dificultades, propios de todo proceso de construcción colectiva.   Este camino también ha estado empedrado de dudas, prejuicios, preguntas, desconfianza y apatía.  Pero justamente todos estos interrogantes que encontramos en el camino, también expresan y revelan una necesidad profunda de inquietarse y hacer algo por cambiar la situación.

Es un hecho que no podemos cambiar el pasado, pero podemos actuar en el presente para construir el futuro. Y creo no equivocarme al decir que “la necesidad de actuar ya” es una primera idea que nos une y por la que estamos aquí reunidos hoy.

Con seguridad, son muchas las lecturas y razonamientos que se hacen para intentar responder a la pregunta de ¿por qué nuestra convivencia ha llegado a los niveles de deterioro en el que nos encontramos?.

En las cafeterías y en las calles se escuchan voces que hablan de injusticias, de apetitos desmedidos de poder, de problemas de corrupción, de la primacía del interés particular sobre el general, de falta de sentido cívico, de poca solidaridad, de desconocimiento de la historia y baja pertenencia, de crisis de liderazgos, en fin, todas voces que apuntan a un malestar general, y tal vez cada una de estas voces tengan parte de razón y verdad.

Sin embargo, mientras todo este caudal de expresiones y explicaciones ganan nuestra atención y llenan nuestra cotidianidad de impotencia, rabia y malestar; asuntos muy importantes como la vida, la felicidad y el futuro de nuestro Municipio están quedando relegados al cuarto del olvido.  Nuestra cotidianidad se llena de pequeños asuntos y anécdotas, descuidando preguntas tan sencillas como profundas y que son, tal vez, las que mejor expresan el deterioro al que hemos llegado como sociedad.  Permítanme recordar algunas de ellas:

¿Hasta dónde es posible y necesario seguir dependiendo, como hasta ahora, del papá Estado, que nos provee subsidios, salarios oficiales, pensiones y programas sociales?

¿Es posible asegurar una vida saludable y autónoma en un Municipio, donde el descuido ha hecho que los pocos campesinos que quedan ya no produzcan alimento y lo peor, que el Municipio esté dedicado a consumir sin saber de dónde y cómo se produce lo que se consume?

¿Es viable un Municipio que en los últimos 15 años ha dejado ir más de 1500 personas sin preguntarnos por qué?

¿Puede tener futuro un Municipio que tiene más pensionados que jóvenes, y donde los pocos jóvenes que terminan su bachillerato les toca salir a otros lugares en busca de oportunidades de estudio y trabajo?

¿Al paso que vamos, hasta cuándo nos va a durar el agua que tenemos?

¿Seguiremos produciendo cambios en la vida del Municipio, desconociendo su historia, su cultura, su riqueza y su potencial?

¿Será que al cabo de 10 años quedará alguna calle empedrada, que cuente la historia de la diversidad y la diferencia, que un día tuvimos, o estaremos condenados de por vida a soportar la homogeneidad gris y el calor de la placa de cemento?

¿Por qué ya casi no se escuchan tiples y requintos o historias y leyendas de seres misteriosos?  ¿por qué nos atrae más las historias cantadas de hombres violentos y capos, que salir a disfrutar del canto de los pájaros y el sonido de la quebrada?

¿Dónde quedó el espíritu comunitario de otros tiempos, los grandes logros y las gestiones colectivas, el deseo de servir y ayudar al otro desinteresadamente?

¿A dónde fueron a parar los buenos días, las sonrisas, los abrazos, el buen trato, los saludos afectuosos, las buenas caras, el respeto a los mayores, el valor de la palabra, el compartir con el vecino, las buenas costumbres y la condición de no hacer a otros lo que no queremos que nos hagan?

Queridas amigas y amigos, si queremos restablecer una convivencia verdadera y duradera, también tenemos que pensar en todos estos asuntos. El ámbito de la política es muy importante y necesario y en él tendremos que corregir y mejorar muchas cosas, pero la vida, la felicidad y la convivencia pacífica, pasan también por ámbitos como la familia, la escuela, el trabajo, la calle, los medios de comunicación y por nuestra salud mental.

Este es el reto mayor que tenemos y enfrentamos hoy.  O nos dedicamos a hablar de asuntos personales, de la debilidad humana, del egoísmo, de los odios, de la carencia, del malestar ó nos enfocamos en aprovechar nuestro potencial y a encontrar soluciones creativas a esta crisis, empezando por aceptar que todos tenemos algo de culpa, por acción u omisión y que por eso mismo, todos tenemos algo que ver en la solución.

Nos hemos propuesto crear este espacio llamado ASAMBLEA SOBERANA POR LA RECONCILIACIÓN, LA PAZ Y EL PROGRESO DE CONTRATACIÓN Y LA REGIÓN, para intentar hacer un alto en el camino, para conversar, reflexionar, encontrar lo que nos une y llegar a acuerdos que nos permitan enfocarnos en las soluciones y propuestas.   Ese es el sentido y el propósito que nos animó a convocarnos colectivamente.

Este ejercicio de soberanía popular ya lo han practicado más de 300 municipios en el País, unos con más aciertos que otros, cada uno con su propia manera de hacerlo y con objetivos distintos. 

Señores Asambleístas, hoy estamos dando un paso muy importante pero no es suficiente.  Es apenas un comienzo, nada está dicho ni resuelto todavía, todo dependerá del nosotros.   La tarea es grande.  Para empezar, la Asamblea es autónoma para construir sus propias reglas de participación y una forma de organización que  garantice los derechos de todos.  También deberá diseñar las estrategias necesarias para lograr la integración, el respeto y la unión de voluntades en torno a propósitos comunes.  Otra tarea es la de incidir en el Plan de Desarrollo que está en construcción y hacer control social sobre sus ejecutorias.  También se propone concertar una visión del Municipio a 20 años. Y para que todo esto sea posible, la Asamblea tendrá que abrir espacios de capacitación y formación.

¡Sí es posible!, si somos capaces de dejar a un lado los intereses personales, si desarmamos la palabra, si podemos expresarnos con fundamento y sinceridad y sin el temor de ser señalados y juzgados; es posible si nos respetarnos en medio de nuestras diferencias y necesidades, si somos capaces de poner por delante el desarrollo y progreso del Municipio; entonces, habremos hecho de este espacio una oportunidad para la reconciliación y el progreso de Contratación. 

Pero si somos inferiores a este reto, si convertimos este espacio en una trinchera de guerra, si trasladamos las disputas, los agravios y agrupamientos al interior de la Asamblea para hacer demostraciones de poder, para hacer juicios y condenas, para expresar odios y venganzas o para canalizar intereses particulares, habremos desperdiciado una oportunidad histórica, y habremos fracasado en nuestro intento por reconciliarnos y hacer la paz verdadera.

Vamos a darnos la oportunidad de intentarlo.  Creo firmemente en la gente que veo a mi alrededor.  No somos perfectos ni santos, ni tan buenos ni tan malos, somos seres humanos que podemos aprender, corregir y mejorar. Creo firmemente en el poder del contagio de las buenas acciones, creo que una buena acción o una respuesta positiva puede reconstruir un tejido o transformar una realidad.

Los invito a que soñemos juntos, a recuperar la ilusión colectiva, a sumar, a dar lo mejor de sí, a dejar salir esa promesa de bellos seres humanos que podemos llegar a ser.  ¡Sí es posible construir felicidad humana!, es un derecho humano y nuestro mayor tesoro.   
 “Siempre viva la felicidad”, es el lema de nuestra convocatoria.  Es decir, trabajar juntos para que la vida y la felicidad sean duraderas, ojalá para siempre.
Que sea la vida, y bienvenidas todas y todos a esta aventura humana.
Gracias.

PEDRO PABLO RINCÓN

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